viernes, 11 de mayo de 2012

Periodistas y redes sociales: trabajo pendiente


Durante el año 2011, dirigí un grupo de investigación de 8 alumnos. Partíamos de la base que en el mundo de hoy, las tecnologías de la información avanzan a un ritmo incontrolable. Las audiencias están cada vez más informadas y manejan con soltura estas emergentes formas de comunicación.

Ello no sólo implica grandes cambios para el público (cuyo rol es cada día más activo), sino que exige a los periodistas permanente actualización para no quedar fuera del proceso. Twitter, Facebook, Youtube y otras redes hoy son verdaderas plataformas informativas y la función periodística no puede concebirse sin ellas.

 Entre ellos estaba Lesly Zurita, quien encabezó el tema “Les redes sociales y su influencia en el proceso de preparación y producción de noticias”, investigación que pretendió conocer el uso que los periodistas le dan a las redes sociales y si éste está directamente relacionado con el trabajo periodístico (específicamente en la preparación y producción de noticias de medios escritos).

Resolver esta pregunta permitirá establecer cuál es la relación que los profesionales tienen con estas tecnologías y qué impacto provocan en la forma de reportear y de materializar la noticia. La ideas es- a partir de las opiniones y percepciones de los periodistas que laboran en los diarios de la ciudad de Concepción (Chile)- extrapolar algunas ideas que puedan generalizarse a la labor periodística global.

Y aparecieron varias ideas destacables:

- Las redes sociales más usadas son Facebook (94% de los consultados tiene), Twitter (92% lo usa) y Youtube (también 92%). A pesar de esta realidad, ninguno de los encuestados (0%) manifestó haber recibido algún tipo de capacitación sobre su utilidad en la labor informativa y el 94% señala que aprendió a usarlas de manera autodidacta.
- A raíz de lo señalado en el punto anterior, podría plantearse que no existe una clara separación del uso personal (61%) y del laboral (72%). Ella revela una falta de visión estratégica del uso de las redes sociales con fines informativos y contrasta fuertemente con la consideración actual de estas plataformas como verdaderos paradigmas informativos del futuro. De hecho, el 97% de los sujetos exterioriza que las redes sociales constituyen una herramienta importante para el cumplimiento de su labor.
- La encuesta destaca lo que parece ser el principal punto a favor de las redes sociales en la labor de los periodistas: la accesibilidad. El 36% se manifiesta conectado todo el día y el 42% señala revisar el estado de sus redes al menos 3 veces al día. Casi la mitad de los periodistas  (47%) cuenta con teléfono móvil con acceso a Internet, pero nuevamente aparece un dato de contraste: el 83% de los medios en el que ejercen los periodistas consultados no instan al uso de las redes sociales para trabajar. En el caso de los jefes directos y editores, el 69% no reconoce en ellos un interés por  la utilidad que las redes puedan dar a su trabajo periodístico.
- Existe una alta valoración de los periodistas consultados respecto de la relevancia que tiene el uso de las redes sociales en su ejercicio diario. Un 91% las considera importantes, un 72% las valora y considera como un aporte en el proceso de detectar, preparar y producir noticias y un 75% cree que facilitan este proceso, potenciado la detección de procesos informativos actuales y futuros.
- Sin embargo, el uso de las redes sociales se circunscribe sólo a la etapa de preparación y contextualización de informaciones, sin que este uso logre permear aún la etapa de elaboración. El 50% dice no utilizarlas como fuentes primarias de información y el 36% lo hace a veces.  Por su parte, el 83% señala que el uso principal de las redes es para informarse.
A raíz de lo expuesto, todo indica que la importancia de las redes sociales no es tangible ni concreta, más bien es una tendencia que no ha logrado salir de lo discursivo. Así, los periodistas, a quienes se les ha delegado el rol de administradores y mediadores de las redes, se han convertido en “community manager” o administradores de comunidades sin una directriz profesional o estratégica que provenga del dominio específico que otorga la formación académica. A raíz de aquello, se corre el riego de reaccionar ante la nueva realidad de forma superficial, fragmentaria e improvisada.
En este punto, es fundamental sugerir la incorporación estratégica de las redes sociales en el itinerario formativo universitario, pues todo parece indicar que continuarán haciendo presión en el escenario mediático mundial.
         Más allá de las respuestas, lo cierto es que en el albor  del homo ciberneticus, los profesionales de la información están obligados a llevar rápidamente el fenómeno de las redes sociales a la discusión académica y profesional para delimitar desde ya las acciones que permitan a los profesionales responder a estos nuevos estímulos del entorno, una nueva presión a la acción profesional, ya desafiada por la incorporación permanente de nuevas herramientas, por la rapidez, la instantaneidad y la convergencia de medios.

El mediático perdón del Rey

No es lo usual. La imagen de un monarca -amado u odiado por sus súbditos-  desde antiguo es asociada a una figura sólida, implacable,  casi divina o al menos lejana de las pasiones y fracasos del mundo terrenal. Por eso es que las palabras del Rey Juan Carlos I de España  respecto de sus polémicas fotos cazando elefantes en África tuvieron gran impacto mediático: "Lo siento mucho. Me he equivocado. No volverá a ocurrir”.
                Es válida la pregunta ¿qué mueve al rey a pedir disculpas? Motivaciones pueden haber varias, pues los últimos meses han sido complejos para la monarquía hispana: imputaciones de infidelidad del rey hacia Doña Sofía, acusaciones de desvío de dinero fiscal en contra de su yerno Iñaki Urdangarín, el cuestionamiento a la monarquía en un país sumido en altibajos económicos, entre otros.
El panorama es complejo y la Casa Real no podría permitirse un nuevo escándalo.  Por eso, saliendo del hospital San José tras una urgente operación de cadera, con rostro cansado y evidenciando pesar, en forma breve y escueta (demasiado escueta para algunos) el monarca enfrentó una cámara oficial y simplemente pidió perdón.
                Más allá de los escándalos reales, no hay que dejar de lado la enorme presión ciudadana ejercida a través de las redes sociales y los medios tradicionales, exigiendo un pronunciamiento inmediato del rey. La coerción parece lógica, ya que el viaje por Bostwana está avaluado en $27 millones (aunque los habría financiado un empresario sirio), España es el país más débil de la Eurozona y que su cargo de presidente honorífico de la World Wildlife Found España queda absolutamente en entredicho.
Rapidamente, en las redes sociales como Twitter, los hashtags  #elrey y #Losientomuchonovolveraaocurrir estuvieron entre los más utilizados por los usuarios. Y el debate sigue.
                ¿Será suficiente esta mediática disculpa para el pueblo español y para la comunidad internacional? ¿Se instalará nuevamente en la opinión pública el cuestionamiento a la monarquía? El rey recibió apoyo y valoración de su gesto de todos los sectores políticos de su país, pero aún permanece pendiente la más importante de las reacciones: la de la ciudadanía, que como muestra este caso, encontró en las redes sociales la más efectiva herramienta de presión.

martes, 10 de abril de 2012

Náufragos de la información



Muchas veces he escuchado decir que, en el contexto de la realidad laboral actual, estudiar Periodismo es lo más a la hipoteca del futuro profesional. Ciertamente que existen múltiples factores que podrían dar asidero a esta visión, pero se dejan en el olvido otros aspectos que configuran un futuro bastante más esplendoroso si lo enfrentamos con herramientas adecuadas.

Hay que reconocer que el periodismo de hoy enfrenta cambios. El apogeo tecnológico y las redes sociales, la brusca obsolescencia del conocimiento y el empoderamiento de la audiencia configuran un escenario donde la información fluye a borbotones, pero carente de un hilo conductor que le dé sentido.

Esto genera una realidad informativa que, en opinión de varios teóricos, es caleidoscópica, poliédrica, sin la más mínima visión de conjunto. Los conocimientos no conectan principio con final, sin origen y sin finalidad común ¿O es que nunca ha sentido que tras presenciar un noticiero no sabe ud. nada nuevo para opinar, aplicar o aquilatar?

Hoy sufrimos de un mal informativo generado por el exceso. Nunca antes tuvimos tanta información al alcance, pero nunca tampoco estuvimos tan desorientados del acontecer, transformando a gran parte de la audiencia en verdaderos náufragos de la información.

Entonces, estos nuevos tiempos implican también nuevos retos para la profesión periodística. El informador debe ser un mediador y un gestor de información. Así entendido, la figura del periodista estaría lejos de desaparecer. Al contrario, debería adquirir cada vez mayor relevancia, satisfaciendo necesidades comunicativas derivadas de los nuevos estilos de vida y de las nuevas exigencias sociotecnológicas. Para eso, quienes trabajan con información deben contar con competencias específicas y tener un conocimiento acabado del material con el que trabajan, mucho más allá de la sencilla exposición de un qué, cuándo y dónde. Sin despreciar estos datos, estamos en el tiempo donde lo que se valora son los porqués o los paraqués.

La tecnología y su socialización generan tensiones y divisiones en nuestras estructuras etológicas y culturales. Por ende, no sólo debe preocuparnos propiciar y llegar al conocimiento disponible, sino que enfrentamos ahora el más difícil de los desafíos: lograr su difusión efectiva mediante un periodismo sólido, profundo, especializado e independiente.

¿Presenciamos un desfase en el proceso de transformar la información en un insumo útil a la sociedad? ¿Qué nuevos perfiles exige esta realidad para los informadores?, ¿Estamos empoderados en este universo cultural que se expande con la misma rapidez que lo hace el universo físico? ¿Qué responsabilidades tienen los medios y los profesionales que en ellos laboran en este retraso?


Interesantes cuestionamientos que interpelan a universidades, a los medios, periodistas y a la comunidad en general. Cuando tengan una respuesta satisfactoria, sólo ese día podremos sentirnos menos náufragos en el gigantesco océano de la telebasura, la infoentretención y la pseudoinformación, que actualmente bañan con enormes olas las costas de nuestra sociedad.